No tengo problema con la biotecnología, sino con la privatización de semillas, señala
México.- En la
discusión en torno a la siembra de maíz genéticamente modificado, México no
está más ante un problema político que científico. Se trata de la soberanía
alimentaria, ya que se corre el riesgo deacabar como esclavos de un monopolio
gigantesco para la producción de alimentos, sostuvo José Sarukhán, coordinador
de la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad
(Conabio).
El ex rector
de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo lo anterior durante
la presentación del libro El maíz en peligro ante los transgénicos, editado
por la máxima casa de estudios del país y la Unión de Científicos Comprometidos
con la Sociedad (UCS).
El peligro,
señaló, también reside en el abandono gubernamental de la investigación
agrícola, pues eso generó dependencia de las empresas privadas, ya que seis
firmas controlan 70 por ciento de la producción mundial de semillas. Durante su
participación en el evento, que se llevó a cabo el pasado martes en la Facultad
de Ciencias de la UNAM, dijo que a partir de la reducción del presupuesto al
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (Inifap)
“se dejó de generar ciencia básica de primera línea en campos esenciales para
la producción de alimentos en el país.
No tengo
problema con la biotecnología y los transgénicos, sino con la privatización en
la producción de semillas, lo cual no es ético y debe encararse, advitió.
Monsanto es la mayor empresa productora de semillas del mundo y pugna en México
por la siembra comercial del maíz transgénico, señaló.
Asimismo,
destacó que mantener la diversidad genética de todas las semillasno es meterlas
en un refrigerador, sino mantener el proceso. Cabe recordar que el Centro
Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo se presenta como el arca de
Noé de los recursos genéticos, por tener en refrigeración más de 175 mil
muestras de maíz y trigo.
Elena
Álvarez Buylla, integrante de la UCSS, dijo que la liberación de los
transgénicos está empujada por el lucro, el cual ha corrompido el debate
científico. Se ha experimentado de manera antiética, y eso ha ocurrido porque
implica beneficios económicos para muy pocos. El compromiso, derecho y
obligación de los científicos y de la sociedad es preservar el maíz, perono con
la tecnociencia, empujada por el lucro, dijo.
El reto es
desarrollar una ciencia sin conflicto de intereses, que esté comprometida con
el conocimiento, la vida, la justicia social y la sustentabilidad, señaló.
En tanto,
Amparo Martínez, directora del Instituto Nacional de Ecología y Cambio
Climático, expuso que hay quienes están presionando para que se siembre comercialmente
el maíz transgénico, por las implicaciones comerciales, políticas y
económicas. El apoyo al campo, puntualizó, no sólo implica semillas, sino
respaldo social, político y tecnológico. Hay que seguir discutiendo hasta
encontrar el camino para conservar la biodiversidad genética y seguir
avanzando.
De:
http://www.yancuic.com/yancuic/noticia/43278
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