“Los transgénicos son la nueva esclavitud”,
comenta un líder del movimiento campesino haitiano. Y la pregunta que
nos viene a la mente es: sabemos que comemos? El documental OMG: Organismo Modificado Genéticamente , dirigido por Jeremy Seifert, y elegido por el Documental del Mes esta
mes de mayo, plantea uno de los principales dilemas productivos y
ecológicos a los que se enfrenta el ser humano en el siglo XXI.
Trailer:
Eres un pequeño-medio agricultor que renuevas
tu producción anual seleccionando la mejor parte de tu cosecha. Nunca
has comprado entonces por una gran multinacional. Un día viene Monsanto y
te dice que el trigo que produces se propiedad obligándote a comprar sí
o sí su producto con la ley bajo el brazo. Y se ve que las patentes son
también aplicables en el aire que respiramos, que transporta por
esporas la genética patentada por la empresa. Y que invade la autonomía
del campesino frente al poder del capital. Una muestra de que, como dijo
un famoso filósofo alemán hace ya 200 años, el mercado tiende al
monopolio.
El filme, soportando en ciertas máximas
cuestionables, como un hipotético poder todopoderoso del consumidor,
profundiza en las relaciones de producción que, basándose en lógicas
empresariales, contrarias a la sostenibilidad ecológica y la propia
salud del ser humano, determinan qué tipo de alimento se consume a
escala mundial.
Monopoli contra natura
Se plantea también una alternativa a “con
sensatez” del uso de pesticidas y transgénicos, el cultivo ecológico,
basado en la diversidad genética de los cultivos y una relación no
invasiva de estos con el ecosistema del entorno. El documental muestra
cómo ciertos estudios demuestran que es una alternativa no sólo viable,
sino igualmente productiva a medio plazo, cuando tengamos que hacer
frente a variaciones de las condiciones de cultivo. Porque como hace
énfasis Seifert, la optimización productiva por las condiciones actuales
y el total predominio del trigo transgénico debilita la capacidad de
supervivencia de los cultivos. El monopolio genético contra-natura. Sea
en Haití o en el sur de EEUU.
Uno de los problemas que plantea también el
documental es que no sabemos cuáles son las consecuencias que este
consumo descontrolado de pesticidas y transgénicos puede tener para la
salud. Pero si nos basamos en estudios científicos, con resultados que
ni la gran empresa ni los detractores han querido hacer públicos, se
cerca de los 30 o 40 años cuando se empiezan a desarrollar tumores. Las
personas nacidas en los años 90 es la generación que, como los ratones
de experimento que aparecen en el film, llevan toda la vida consumiendo
estas pequeñas dosis de “cáncer”.
La democracia se adapta como puede
Seifert plantea también un problema grave: no
podemos elegir y no existe una regulación hacia el tratamiento que se le
da a la comida. La muestra fue cuando el gobierno de EEUU intentó
impulsar una ley de etiquetado para productos transgénicos: tuvo que
retirar la reforma cuando Monsanto amenazó con denunciar al estado.Un
ejemplo más de la debilidad del poder político frente a los
mercados. El documental parece muestra que en la comida, como en todas
partes, que manda son las multinacionales y el gran capital, la
democracia “se adapta como puede”.
La realidad es que plantear la cuestión como
un problema alimentario aislado no aborda el problema principal de la
producción de alimentos en el sistema económico actual. No deja de ser,
como de hecho en algunos momentos muestra la cinta, que es una faceta de
un problema global. La reflexión queda clara: Se puede permitir que
patentan la naturaleza? Se puede permitir que nos engañan con las
etiquetas de los productos que ingerimos?.
De:
http://stop-monsanto.es/2014/05/12/democracia-transgenica-nuria-perez-y-nahuel-quimaso-via-la_directa/
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