miércoles, 9 de octubre de 2013

El programa del FA y los transgénicos


El trabajo en general, realizado por la Comisión de Programa del FA (y sus subcomisiones) ha sido excelente, aunque nos ha sido muy difícil evaluar su voluminoso contenido, consistente en 158 páginas, en el poco tiempo que hemos tenido disponible. (También la falta de índice dificulta el acompañamiento del texto).
Con todo, advertimos que ALGUNAS COSAS MUY IMPORTANTES, fueron omitidas, según nuestro leal saber y entender, acrisolado en las varias batallas vividas desde el 05.02.71, incluido posterior exilio y reciente regreso.
Esas omisiones percibidas en la rápida lectura realizada son, por lo menos tres. En este artículo, apenas haremos referencia a las dos primeras. La otra, involucra aspectos bien más amplios, que conllevarán a análisis muy profundos y polémicos, los que precisarán algunos días para su elaboración..
El primer asunto de hoy es específico, pero muy importante: LOS TRANSGÉNICOS. En efecto, es sorprendente que en el ítem correspondiente (AGRO) no se mencione una única vez la palabra “transgénico”, por lo que se infiere que si ya fue problema, ahora estaría resuelto o por lo menos ecuacionado. Lo más parecido que se lee en relación con aquella palabra son los términos “recursos genéticos” y “diversidad genética”


Los Transgénicos siempre han sido un asunto muy polémico entre las grandes multinacionales agroquímicas (Monsanto, Basf, Syngenta, etc) por un lado y por el otro, asociaciones civiles, ambientalistas, técnicos y científicos conscientes. Los consumidores han quedado en el medio, con poca información sustantiva, muchas veces incorrecta.
En el año 1986, cuando éramos Consultores de EPAMIG ( Empresa de Pesquisas Agropecuarias de Minas Gerais), en Belo Horizonte, Brasil, publicamos el libro: “Fundamentos da Agricultura Ecológica, Sobrevivência y qualidade de vida”, editado por la Nobel de San Pablo, recién en 1992. (Estábamos en el auge de la agricultura agroquímica, “Revolución Verde” y otros nombres mercadológicos). En aquella época no se hablaba todavía de los transgénicos, pero el papel negativo de la agroquímica, como se detalla en el mencionado texto, comenzaba a inquietar a un número cada vez mayor de académicos y profesionales del agro, especialmente en lo relativo al uso de agrotóxicos y fertilizantes fácilmente solubles.
Esa negatividad aumentó en la década del 90, cuando llegaron al mercado los famosos “transgénicos”. En el 2000, a través del Protocolo de Cartagena, se establecieron algunas tímidas metas, una de las cuales era rotular los alimentos que contenían componentes de aquel tipo. En Brasil, donde vivíamos en la época, esa normativa se cumplió durante un breve tiempo y después desaparecieron los tales rótulos de los estantes de los supermercados.
No vamos a entrar en detalles técnicos acerca de los maleficios de los transgénicos, que fueron reportados en esta misma columna (en el día 24.09.13), en un excelente artículo publicado por la Sra. Carmela De Iacovi, titulado 800 científicos exigen poner fin al experimento global de los transgénicos. (Se recomienda encarecidamente su lectura).
En ese material se mencionan 29 motivos que fundamentan esa exigencia, firmada por nada menos que ochocientos científicos de todo el mundo. Los argumentos negativos fueron acumulándose desde 1999 con trescientas firmas, hasta llegar a las referidas 800. El “Institute of Science in Society” de la Universidad de Nottingham, Inglaterra respaldó esta “Carta Abierta de Científicos del Mundo Entero”, enviándola a todos los gobiernos y organismos internacionales del planeta.
En aquella,, se pide “la suspensión inmediata de toda liberación ambiental de cosechas y productos transgénicos, ya sea comercialmente o en prueba de campo abierto, por al menos cinco años.”
Lo inaceptable es que los productos transgénicos son patentados, o sea una especie de versión multinacional de “jugar a ser Dios”, o sea, crear vida. El Instituto mencionado anteriormente, en su primer motivo de oposición a los transgénicos, dice que “ellos deben ser prohibidos ya que amenazan la seguridad alimentaria, generan biopiratería de conocimientos indígenas, violan la dignidad y los derechos humanos básicos, comprometen la salud, obstruyen la investigación médica y científica, así como son contrarios al bienestar animal” Luego siguen los otros 28 motivos de rechazo. (Riquísima información sobre el tema, puede ser encontrada en los libros del Profesor Miguel Altieri, de la Universidad de Berkeley).
Ahora bien, haciendo referencia al Uruguay, según la información bibliográfica examinada, han habido tres decretos importantes sobre el tema, a saber:
1) El decreto 37/007. Rigió entre enero de 2007 y julio de 2008, estableciendo una moratoria sobre liberación de nuevos eventos transgénicos, El objetivo principal del mismo era impulsar un debate que no se dio, ya que según informa “Amigos de la Tierra” , las asociaciones civiles sólo fueron invitadas a presentar información por escrito.. O sea, el tema de fondo: los beneficios y los maleficios de los transgénicos no fueron debatidos con la amplitud necesaria.
2) El decreto 353/08, que rigió a partir de julio de 2008, introdujo el principio de la “coexistencia regulada”, aunque no claramente definida en el mismo. Por ese decreto se crea una nueva estructura sobre el tema, en tres niveles:
== Gabinete Nacional de Bioseguridad, a nivel Ministerial (involucra seis ministerios)
== Comisión para gestión del riesgo, que elabora las técnicas de referencia para evaluación de riesgos.
== Grupo técnico formado por expertos, designado por la Comisión anterior.
A pesar de alguna ambigüedad, este decreto fue un paso importante para el montaje de una estructura racional para el estudio del tema. Sin embargo, los considerandos de este decreto no muestran base científica sólida, como ocurre en el ítem II donde se dice que “es de interés (¿de quien?) la promoción de una política de coexistencia regulada entre vegetales genéticamente modificados y no modificados”, ya en el ítem IV, se habla del objetivo estratégico de fomentar el Uruguay Productivo, porque se considera que ” innovación, producción con mayor conocimiento y uso de nuevas tecnologías, son componentes centrales de esta estrategia de desarrollo” Óptimo. Concordamos plenamente, pero no cualquier tecnología innovadora es válida para el tipo de sociedad que postula el Programa. Ejemplos simples son: producción de armas químicas y bacteriológicas, nuevas drogas aditivas, bombas atómicas y la más obscena de todas las nuevas tecnologías: la bomba de neutrones, que aniquila la vida pero deja sobrevivir el patrimonio inerte.
Es obvio que lo que ha faltado y se insiste en ignorar, es una discusión de alto nivel, científica sí pero también con amplia participación popular: que defina una pregunta simple: los transgénicos (en general) ¿son productos deseables para el consumo humano y el entorno ambiental? Si no hubiera estudios conclusivos, se debería crear un grupo de trabajo y hacer los estudios necesarios.
3) El decreto 280/09, modificó el anterior, permitiendo la celebración de convenios con personas públicas y privadas. De esta manera, abrió camino para que las multinacionales agroquímicas entraran al campo de juego, con su inmenso poder económico y sus sofisticadas técnicas de seducción. El hecho es que a partir de ese momento y hasta ahora, ya han sido aprobados alrededor de una decena de transgénicos, comercializados como alimentos comunes, sin ninguna información para los consumidores, acerca de su genética.
En la página 27 del Proyecto de Programa del FA se dice: “El uso sustentable de los recursos genéticos (entre otros), constituye recurso imprescindible que deben ser reconocidos como bienes sociales, de carácter estratégico y al servicio del país”. Aquí es necesario clarificar las cosas y entonces hacemos una pregunta: ¿los redactores de la propuesta agropecuaria al Programa del FA, entienden que los transgénicos representan un “USO SOSTENIBLE DE LOS RECURSOS GENÈTICOS”?
Bien, desmenucemos un poco más el asunto. En primer lugar, sería necesario confirmar si hubo o no, en América Latina y especialmente en Uruguay, alguna discusión seria y profunda, apoyada en experiencias de campo y de laboratorio adecuadamente controladas acerca de los eventuales “beneficios” de los transgénicos, a no ser, es claro, la propaganda comercial de las multinacionales agroquímicas. Personalmente no la conocemos.
Cabe resaltar que ya en 2006, antes de la ocurrencia de los decretos mencionados anteriormente, la DINAMA, en un estudio sobre la Evaluación de Riesgos Ambientales de dos maíces transgénicos, cuestiona que el panel de expertos consultados “se limitaron a una interpretación del material bibliográfico, SUMINSTRADO POR LOS SOLICITANTES!!!” También se informa en ese estudio que “no hubo comprobación in Vitro o in sitio de los datos relevados, ni se caracterizaron los riesgos ni se presentó un plan de manejo”!!!….
Por otro lado, parece inaceptable que el consumidor, por falta de información, sea obligado a comer transgénicos. El Uruguay es ejemplo mundial de la lucha contra el tabaco, con juicio pendiente de la Philips Morris. Y fumar o no fumar es decisión personal. Por su lado, alimentarse con transgénicos, sin estar informado de la presencia de ellos, es una VIOLACIÓN FLAGRANTE DE LOS DERECHOS HUMANOS!!! TAL VEZ ESTO PUEDA SER RECONOCIDO, JURÍDICAMENTE, COMO CRIMEN POR OMISIÓN, DE PARTE DEL PODER PÚBLICO. TENGAMOS MUCHO CUIDADO!!!
GUSTARÍAMOS MUCHO QUE LOS COMPAÑEROS DE LA COMISIÓN, RESPONDIERAN LAS INTERROGANTES PLANTEADAS.
No deseamos hacer propuestas radicales o extremistas, del tipo “destruyamos los transgénicos, como si fueran armas químicas” (aunque tal vez lo sean, si leemos con algún detalle lo que dicen los 800 científicos mencionados anteriormente). Esta actitud no contribuye a resolver el problema. Sin embargo, hay algunas acciones racionales y bien definidas que deberían ser incluidas en el Programa del FA. Son las siguientes:
1) Reconocer que el tema TRANSGÉNICOS está en abierto, es polémico y precisa una definición más clara por parte del gobierno nacional., ya que en él se mezclan aspectos económicos inmediatos, protección ambiental, destrucción de material genético nativo, peligros a la salud, etc ,etc,
2) Inmediatamente, y de la misma manera que se colocan en los envases de alimentos, su fecha de vencimiento, su contenido en sodio, grasas, proteínas, etc, se debería informar si tienen transgénicos o no, y en caso positivo, en que proporción. En el artículo 4 del decreto 353/08 se establece “promover acciones tendientes al etiquetado voluntario”!!!. ¿Por qué voluntario? Debe ser obligatorio!!!. ES IMPRESCINDIBLE RECONOCER, QUE LOS DERECHOS HUMANOS A LA SALUD Y A LA ALIMENTACIÓN SON PRIORITARIOS A CUALQUIER OTRO.
3) NUEVA MORATORIA PARA LA PRODUCCIÓN Y VENTA DE PRODUCTOS TRANSGÉNICOS, durante un período a establecer, programando durante el mismo, estudios serios, profundos y críticos sobre los resultados que los transgénicos han mostrado en los últimos 15 años, desde todos los ángulos que la Ciencia pueda auscultar. En ese estudio se debería promover la participación en todos los debates de las asociaciones civiles, los medios académicos, técnicos, científicos y productores, así como los demás interesados, de forma irrestricta.
Bien, hay muchísimo más sobre transgénicos, especialmente sus PERJUICIOS, pero no podemos dar a este artículo un tamaño exagerado..
—————————————–
El segundo asunto ha sido largamente discutido en artículos anteriores, publicados en esta columna, por lo que seremos breves. Se trata del tema “CONSUMO CONSCIENTE y CONSUMISMO”
Llama poderosamente la atención, que este tema haya merecido muy pocas líneas en el texto, sin entrarse con la necesaria profundidad en su complejo entramado. Lo que conseguimos encontrar es lo siguiente:
== (Sustentabilidad del desarrollo”.Página 9). Allí se dice: La mejora del nivel de vida de la población no debe ser confundida con el consumismo desenfrenado o exacerbado, llevado a cabo por innumerables mecanismos de las sociedades capitalistas. Estos mecanismos crean un confort más aparente que real, que si bien puede generar cierta modalidad de crecimiento, también va asociado a formas de alienación e insatisfacción humana y social.” (Completamente de acuerdo)
== (Sustentabilidad ambiental. Página 53). “Las causas de la crítica realidad ambiental, se encuentra en el histórico estilo de desarrollo, que no repara en aplicar métodos y técnicas agresivas con el ser humano y el ambiente en áreas de hiperconsumo y dilapidación de recursos, que fomenta la riqueza, la exclusión y del subconsumo en la mayor parte del planeta”.(Completamente de acuerdo)
Tampoco hemos encontrado en las líneas estratégicas del Programa (pedimos ayuda para confirmar o no esta afirmación), ninguna mención al Área de Defensa del Consumidor, la que debería ser fortalecida como se describe más abajo.
En resumen, lo que hemos podido observar en el Programa del FA es que se menciona genéricamente el problema del consumismo, lo que está muy bien, pero no se profundiza el asunto, no estableciéndose acciones específicas, o sea, líneas estratégicas sobre este asunto específico, como se ha hecho en forma correcta en muchos otros temas. Da la impresión que el consumismo es considerado como un tema tan difícil de abordar que es mejor dejarlo en el aire. Decimos esto, porque en otros temas, también complejos, se han hecho consideraciones, así como definiciones de líneas estratégicas de alto nivel, capaces de enorgullecer a los militantes de esta corriente política.
Al respecto, deseamos recordar a la Comisión del Programa, que en el día 01.10.13 hemos publicado en esta misma columna, un artículo titulado “Humanismo y consumismo: carta abierta al Presidente Mujica”, en el cual se analiza en forma más detallada la temática expuesta, que incluye una propuesta simple para comenzar a desarrollar conciencia social sobre el asunto “Consumo Consciente y Consumismo”
Finalmente, deseamos sugerir a la Comisión del Programa del FA, que examine la posibilidad de colocar en él, el siguiente objetivo:
• Impulsar firmemente la concientización social acerca del Consumo Consciente y el Consumismo, a través de las siguientes líneas estratégicas (sin perjuicio de otras que se puedan incluir):
== Implantar un Programa Educativo, dirigido a acelerar la concientización, así como las acciones correspondientes, sobre las consecuencias negativas del consumismo, capaz de estimular la transformación de éste en Consumo Consciente (Creemos que la la Ley Antitabaco, puede dar una buena base para tratar este asunto).
== Fortalecer vigorosamente el Área de Defensa del Consumidor, con vistas a asegurar a la población, una protección cada vez mayor, tanto en aspectos tangibles como intangibles ( productos, servicios, aspectos financieros, etc)..
== Revisar la Ley 17.250 sobre Relaciones de Consumo, que es excelente, pero ya tiene 13 años, y algunos aspectos tal vez deban ser modificados o incorporados (Por ejemplo: la inclusión del etiquetado obligatorio de los productos transgénicos).
Muchas gracias



Fuente:
http://www.lr21.com.uy/enredados/1134414-el-programa-del-fa-y-lo-transgenicos

No hay comentarios:

Publicar un comentario