Los
intentos globales de Dow AgroSciences por aprobar cultivos de soja
resistentes al herbicida 2, 4-D han cobrado en los últimos meses una
agresividad particular y se están dando en forma simultánea en varios de
los países en el mundo que aceptaron en la década de los noventa la
introducción de los transgénicos.
Estos
impulsos a nuevos transgénicos son parte de una nueva escalada del
agronegocio en su estrategia de hacer cada día a la agricultura más
dependiente de sus agrotóxicos incrementando así sus ganancias por la
venta de herbicidas. La situación vivida en los años noventa con la
introducción de los cultivos rr (Roundup Ready, resistentes al
glifosato) tiende ahora a replicarse con herbicidas más tóxicos y
peligrosos y en muchos casos antiguos y profundamente cuestionados.
El
argumento con el que se los publicita es la necesidad de incorporar
transgénicos resistentes a otros herbicidas ante el surgimiento masivo
de malezas resistentes al glifosato. Este hecho demuestra que en apenas
18 años este modelo de agricultura ha fracasado rotundamente ya que los
transgénicos resistentes a herbicidas no han podido cumplir con el único
objetivo con el que fueron creados (resistir a herbicidas mientras el
resto de las malezas son destruidas).
Estados
Unidos, Argentina, Brasil y Sudáfrica tienen en sus entes regulatorios
varios expedientes para la autorización de una nueva soja transgénica
resistente al herbicida 2,4-D. Con ritmos similares, los cuatro países
avanzan hacia el otorgamiento de los permisos de cultivo comercial. Esta
dinámica deja a la vista el actuar global de las corporaciones que se
mueven como peces en el agua frente a instituciones absolutamente
colonizadas por su poder y su discurso.
Los cuatro eventos de soja que Dow está impulsando1 incorporan resistencia a otros herbicidas (glufosinato de amonio y glifosato) además del 2,4-D.
La
particularidad de la situación es que en este momento los movimientos
sociales y las organizaciones campesinas han podido dar un paso adelante
en la resistencia denunciando, movilizándose y actuando para frenar
este nuevo atropello.
2,4-D: guerra a los campesinos
2,
4 D son las siglas con que se conoce al ácido 2,4-diclorofenoxiacético.
Es un herbicida sistémico hormonal, usado en el control de malezas de
hoja ancha. Es muy común su aplicación en combinación con otros
herbicidas. Fue desarrollado durante la II Guerra Mundial en Inglaterra y
comenzó su comercialización en el año 1946.
Es
tristemente célebre por haber sido parte del Agente Naranja (junto con
el 2,4,5 T), que utilizó Estados Unidos en la guerra de Vietnam. La
principal razón de los graves daños que provocó el Agente Naranja a
miles de personas se debió a que tenía un contaminante cancerígeno y
teratogénico (una dioxina) en el componente 2,4,5 T. Sin embargo el
2,4-D sigue asociado en su fabricación a la producción de dioxinas como
posibles contaminantes.
Existen
múltiples estudios que demuestran que es altamente tóxico, pese a ser
clasificado como moderadamente peligroso (Clase II). Está ligado al
aumento de casos de linfoma No Hodgkin entre agricultores y aplicadores
en los Estados Unidos.2
Por este motivo fue sometido allí a un polémico proceso de revisión de
17 años. Este proceso culminó en junio del 2005 cuando los intereses
económicos e industriales prevalecieron por sobre los cuestionamientos
al producto y la EPA decidió volver a registrar el 2,4-D.
En
cuanto a su mecanismo de acción el 2,4-D posee actividad hormonal y se
lo ha asociado a su accionar en el organismo como disruptor endócrino.3
El
2,4-D es neurotóxico. Se absorbe con facilidad a través de la piel o
por inhalación y puede causar daños al hígado, a los riñones, a los
músculos y al tejido cerebral. El consumo oral de cantidades elevadas
(100 a 300mg/kg de peso corporal para los mamíferos) y la absorción a
través de la piel pueden causar la muerte. La exposición al 2,4-D, a sus
formulaciones en ésteres y sales, se ha asociado a una diversidad de
efectos adversos para la salud de los seres humanos y para distintas
especies animales. Estos efectos van desde la embriotoxicidad y la
teratogenicidad a la neurotoxicidad 2.
A
este panorama se debe sumar el hecho de que las formulaciones
comerciales del 2,4-D contienen coadyuvantes que poseen un alto grado de
toxicidad 3.
Para
poder evaluar los potenciales riesgos de la aprobación de esta nueva
soja resulta imprescindible remitirnos a la experiencia de los últimos
18 años con la introducción de la soja transgénica resistente al
glifosato. Las cifras para Argentina hablan de un crecimiento del uso de
aproximadamente 220 millones de litros entre los años 1996 y 20134. En los Estados Unidos los reportes de Benbrook5 exponen un crecimiento de 239 millones de kilogramos para el periodo 1996-2011.
Es
evidente que la autorización de cualquier evento transgénico resistente
al 2,4-D producirá un crecimiento exponencial de su uso. Esta situación
se agrava si se tiene en cuenta que además de la soja hay solicitudes
para la aprobación de algodón y maíz resistentes a este herbicida. Y se
torna aún mucho más seria si se considera que varias de las solicitudes
incluyen resistencia a otros herbicidas (glifosato y glufosinato) en
conjunto con la resistencia al 2,4-D.
Veamos
un panorama de la situación en los diferentes países donde Dow ha
avanzado con los intentos de aprobación de la soja resistente al 2,4-D
en sus distintas versiones.
Canadá
Éste
es el único país de los grandes productores de soja que ya cuenta desde
los años 2012 y 2013 con la aprobación para el cultivo comercial de la
soja resistente al 2,4-D.6
En
noviembre del 2012, con motivo de la primera aprobación, el doctor
Warren Bell de la Asociación Canadiense de Médicos por el Medio Ambiente
afirmó que “El gobierno federal ha aprobado imprudentemente un nuevo
cultivo transgénico tolerante a otro pesticida tóxico, a pesar de que
los cultivos transgénicos tolerantes al glifosato ya han creado súper
malezas y un aumento del uso de pesticidas. Estos mismos problemas se
incrementarán con los cultivos resistentes al 2,4-D. Nuestro medio
ambiente, la comida y la población estarán cada vez más expuestos a otro
producto peligroso”.
Estados Unidos
Dow está intentando aprobar una soja resistente al 2,4-D7 además de otros eventos con resistencia a otros herbicidas apilados (glifosato y glufosinato de amonio).
El Center for Food Safety ha lanzado una campaña8
pidiendo al Departamento de Agricultura de los EUA (USDA) que no
apruebe la soja “agente naranja” que ya ha recibido más de 32 mil
firmas. Y más recientemente ha denunciado el intento de aprobación de un
maíz y un algodón también resistentes al 2,4-D. Vale recordar que los
cultivos transgénicos de soja, el maíz y el algodón son casi
exclusivamente los únicos con los que han logrado tener éxito comercial
las corporaciones.
El
documento del Center for Food Safety expresa: “La aprobación comercial
de la soja de Dow disparará un gran aumento en el uso de 2,4-D, pero la
USDA no ha llevado a cabo una revisión significativa del consecuente
daño a los ecosistemas nativos, el daño a cultivos del 2,4-D debido a la
deriva a campos vecinos, o la evolución de malezas resistentes al
2,4-D. El 2,4-D ya es el principal responsable de las denuncias por
lesiones relacionadas con las derivas, y el enorme aumento de su uso con
la soja 2,4-D exacerbará estos daños”.
Argentina
En
el mes de enero se hizo público que la Comisión Nacional Asesora de
Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y la Dirección de Biotecnología
recomendaron la liberación comercial de una soja genéticamente
modificada resistente al 2,4-D9,
concluyendo que “los riesgos derivados de la liberación de este
organismo vegetal genéticamente modificado (OVGM) en el agroecosistema,
en cultivo a gran escala, no son significativamente diferentes de los
inherentes al cultivo de soja no GM”.
Diferentes
actores sociales que van desde organizaciones campesinas, organismos no
gubernamentales, organizaciones ecologistas y organizaciones de
abogados ambientalistas han salido a cuestionar duramente este aval de
la CONABIA y los fundamentos con los que se impulsó el mismo.
Durante el mes de enero y ante el dictamen positivo de la CONABIA se lanzó una Campaña10
desde la Red por una América Latina Libre de Transgénicos (RALLT) y la
Alianza Biodiversidad: la Campaña Paren de Fumigarnos, solicitando a la
Presidenta Cristina Fernández de Kirchner que no autorice esta soja
argumentando que “ los impactos ambientales y de salud de este nuevo
cultivo transgénico serán aún más devastadores, especialmente teniendo
en cuenta que en este nuevo transgénico se han apilado una combinación
de herbicidas, con el fin de hacer frente a la emergencia de súper
malezas en áreas en las que se ha utilizado durante muchos años los
cultivos RR”. La campaña logró llegar con más de dos mil firmas a la
Presidenta.
Al
mismo tiempo el CELMA (Centro de Estudios Legales del Medio Ambiente)
realizó una presentación ante el Ministerio de Agricultura Ganadería y
Pesca de la Nación,11
impugnando el documento de Decisión de la CONABIA, solicitando que se
ponga a disposición de la ciudadanía en general los estudios sobre
seguridad ambiental e inocuidad alimentarias presentados por la empresa
Dow AgroSciences Argentina SA. a fin de ser evaluados y estudiados, y
consecuentemente se realice una convocatoria a audiencia pública y se
proceda a darle intervención a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable.
En
el mes de febrero un colectivo de organizaciones realizaron una
presentación al Ministerio de Agricultura de la Nación cuestionando la
aprobación ante la falta de participación ciudadana y la carencia de
estudios de impacto ambiental. Dicha presentación se hizo pública en una
masiva Conferencia de Prensa realizada en la Ciudad de Buenos Aires .12
Ninguna de estas acciones han tenido respuesta hasta el presente.
Brasil
Aquí
también la CTNBio tiene en sus manos la solicitud de aprobación de una
soja resistente al 2, 4-D. Por impulso de la Campaña por un Brasil Libre
de Transgénicos en el mes de diciembre se realizó una Audiencia pública
para escuchar las diferentes voces que existen. La Fiscalía Federal
demostró estar dispuesta a escuchar a la sociedad y se logró cuestionar
en esta audiencia los impactos de una posible liberación comercial de
variedades de soja y maíz, resistentes al 2,4-D, producto calificado por
la ANVISA como de extrema toxicidad.13
En
la Audiencia se demostró que “Al contrario de todas las promesas hechas
sobre los OGM, los cultivos utilizan hoy más pesticidas, y hay más
malezas y más plagas. Para hacer frente a la situación, se hacen nuevas
promesas, como las de plantas resistentes a la sequía y plantas
desarrolladas a partir de recursos públicos y no por las grandes
multinacionales”.
Sudáfrica
Sudáfrica
aprobó la importación de soja transgénica resistente al 2,4-D en marzo
del año 2013. Agrupaciones de la sociedad civil de Sudáfrica, de América
Latina —especialmente Brasil y Argentina— y de Estados Unidos se
manifestaron en aquel momento profundamente preocupadas por la decisión
de las autoridades sudafricanas de otorgar la autorización para la
importación al país de la variedad de soja transgénica de Dow14. Esta variedad ha sido modificada genéticamente para resistir aplicaciones de los agrotóxicos 2,4-D, glufosinato y glifosato.15
En
los fundamentos se expresó que esta autorización daría mayor respaldo a
las solicitudes de autorización para el cultivo de esta variedad
realizadas por Dow, especialmente en Brasil, Argentina y Estados Unidos.
Mariam
Mayet del Centro Africano para la Bioseguridad expresó “Condenamos la
decisión de las autoridades sudafricanas. Una vez más, los intereses
económicos pasan por encima del deber del gobierno de proteger la salud
de nuestros ciudadanos y del medioambiente. La decisión de aprobar la
variedad de soja genéticamente modificada es aún más indignante a la luz
de la actual moción del Partido Demócrata Cristiano de África, de
anular una decisión previa de permitir las importaciones a Sudáfrica, de
maíz transgénico tolerante al 2,4-D producido por Dow.”
Algunas reflexiones y conclusiones
-
La primera cuestión que surge de manera contundente es el fracaso
evidente del paquete tecnológico “semillas transgénicas resistentes a
herbicidas + siembra directa”16.
El surgimiento de las malezas resistentes que obstinadamente las
corporaciones se negaban a reconocer en la primera década del cultivo de
estos transgénicos es hoy una evidencia incontestable17.
-
Al mismo tiempo es una prueba clara del fracaso completo de la única
semilla transgénica que obtuvo un relativo éxito en su cultivo comercial
(la soja rr es el transgénico más cultivado en el mundo ocupando una
superficie de más de 100 millones de hectáreas) impuesta a fuerza de
mentiras, poder corporativo y vergonzosas complicidades a nivel de
gobiernos y grupos científicos.
-
La supuesta solución de “ir por más” introduciendo resistencias a
nuevos herbicidas demuestra que el único y principal objetivo de la
introducción de estas semillas transgénicas es, tal como lo anunciábamos
hace siete años, “la búsqueda del control de un inmenso mercado de
productos agrícolas primarios y agrotóxicos del que ninguna empresa
quiere perder tajada.... La venta del paquete tecnológico
semilla-agrotóxico (protegido por la correspondiente patente que
garantice el cobro de las regalías) es la ecuación perfecta para
sostener un poder corporativo que ha crecido en las últimas décadas de
una forma que no tiene precedentes”.18
-
Estos nuevos transgénicos significarán la aplicación de millones de
litros de herbicidas aún más tóxicos que el glifosato que confirman la
existencia de una guerra contra los campesinos y campesinas que aún
resisten en sus territorios el avance del agronegocio. Pero esta vez la
escala de la agresión parece crecer a límites insospechados.
-
Los cinco países mencionados son algunos de los principales productores
de soja transgénica a nivel global y destinan más de 80 millones de
hectáreas al cultivo de soja transgénica. La misma es un “commodity” que
en nada contribuye a la alimentación humana y que se utiliza
fundamentalmente como forraje y para la producción de agrocombustibles.
Los nuevos transgénicos basados en este modelo no harán más que
profundizar esta situación y agravar las próximas crisis alimentarias
que vendrán.
-
Existe una profunda inconsistencia de los sistemas regulatorios en
todos los países, que siguen siendo burdos mecanismos burocráticos
carentes de independencia y autonomía y que se apoyan en conceptos ya
insostenibles como el de la “equivalencia sustancial”. Todos los
instrumentos de la llamada “bioseguridad” no son más que brazos
institucionalizados de los intereses corporativos insertos en los
Estados y los mecanismos de “participación” o no existen o son simples
máscaras para cubrir la formas.
-
Las resistencias en todos los países crece de manera sostenida en la
medida en que se denuncian los impactos y se evidencian las falacias con
que impusieron los transgénicos y sectores cada vez más amplios hacen
oír sus voces.
-
Finalmente todo el camino andado con la imposición de los transgénicos
demuestra que este ha sido un camino equivocado y obliga a ampliar el
debate para reconocer su fracaso, desmantelar el poder corporativo que
los sostiene y empezar a recorrer junto a los campesinos y campesinas
del mundo el camino de la Soberanía Alimentaria.
Bibliografía
1 International Service for the Acquisition of Agri-biotech Applications (ISAAA): los eventos denominados DAS44406-6, DAS68416-4 y DAS68416-4 x MON89788
3
Reavaliação Toxicológica dos agrotóxicos a base de
2,4-Diclorofenoxiacético, (2,4-D), MINISTÉRIO DO DESENVOLVIMENTO
AGRÁRIO, Núcleo de Estudos Agrários e Desenvolvimento Rural – NEAD, 24
de marzo, 2014
5 Charles M. Benbrook, "Impacts of genetically engineered crops on pesticide use in the U.S. – the first sixteen years", Environmental Sciences Europe 2012 24:24.
6 Los eventos autorizados en Canadá son, de nuevo, los DAS44406-6, DAS68416-4 y DAS68416-4 x MON89788.
7 Evento DAS- 68416-4
9. Evento DAS-44406-6
10 ACCIÓN URGENTE: Argentina a punto de aprobar nuevo transgénico resistente al 2,4D uno de los componentes de Agente Naranja, Biodiversidad en América Latina y el Caribe, 10 de enero, 2014
11 CELMA, “Nuevo
dictamen favorable de la CONABIA sobre soja tolerante al 2,4-D,
glufosinato y glifosato de DowAgrosciences Argentina SA: impugnación del
CELMA”, Biodiversidad, 4 de enero, 2014.
12 RENACE et al, Conferencia de prensa: "¡No a la soja resistente al 2,4 D!", Biodiversidad, 12 de febrero, 2014.
13 AS-PTA, “Brasil: MPF debate liberação de soja e milho resistentes a 2,4-D,” Biodiversidad en América Latina y el Caribe, 18 de diciembre, 2013.
14 DAS-44406-6
15 African Centre for Biodiversity et al, "Duras criticas al gobierno sudafricano por la aprobacion de la soja transgenica agente naranja", Biodiversidad, 26 de marzo, 2013.
16
La siembra directa, labranza de conservación, labranza cero, o siembra
directa sobre rastrojo es una técnica de cultivo sin alteración del
suelo mediante arado. Planteada inicialmente como una práctica
conservacionista, se convirtió en la práctica agrícola a través de la
cual se implementan los cultivos resistentes a herbicidas.
17 El
único motivo que justificó los transgénicos resistentes a herbicidas fue
justamente la resistencia a ellos; hecho que en menos de dos décadas
demuestra su fracaso. Al mismo tiempo el otro supuesto beneficio que
prometía un menor uso de agrotóxicos también ha demostrado ser falso.
26 mayo 2014
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