Hace décadas que se viene permitiendo el uso de glifosato, un
peligroso herbicida de la multinacional Monsanto (la de los PCBs, el
agente naranja o los transgénicos … que está diseñando su futuro junto
al gigante químico Bayer), para eliminar “malas hierbas” en los campos
donde se cultivan nuestros alimentos, en las cunetas de nuestras
carreteras, en las vías férreas, en las calles y en los parques de
nuestras ciudades. Millones de personas se ven expuestos todos los años a
esta sustancia tóxica: casi la mitad de la ciudadanía examinada
presentaba este veneno tóxico en la orina.
En marzo de 2015 la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo
clasificó como “probablemente cancerígeno” tras la publicación por parte
de la Agencia de Investigación sobre el Cáncer (IACR) de un amplio
estudio que demostraba que esta sustancia favorece la aparición de
Linfoma No-Hodgkin en humanos y causa daños en el ADN, además de
provocar cáncer en animales de laboratorio. En concreto, los estudios
publicados por 17 expertos señalaban la relación de esta sustancia con 4
tipos de cáncer: hepático, riñón, páncreas y linfoma.
Además, este veneno está vinculado con otros efectos, tanto por su uso
directo por parte de agricultores/as y operarios/as como por la
exposición indirecta de la población: reproductivos (mayor frecuencia de
abortos y defectos de nacimiento), neurológicos (mayor frecuencia de
Parkinson) u hormonales (alteraciones endocrinas), entre otros. Por otra
parte, los daños ambientales de esta sustancia, muy frecuentemente
vinculada a los cultivos transgénicos, llevan siendo documentados desde
hace dos décadas en aquellos países que han optado por su uso masivo.
...
Más:
http://blogs.publico.es/ecologismo-de-emergencia/2017/10/02/glifosato-el-polemico-herbicida-de-monsanto/
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